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EL EFECTO CANGRIRÚ


Amanece un día más en la gran ciudad, y en este laberinto de calles del ya clásico asfalto y hormigón, poco cielo se ve entre los altos edificios. El tráfico a pasado, en pocos minutos, de ser normal y tranquilo aparentemente, a insoportable por masificación de vehículos. Las aceras no se quedan atrás, con los peatones circulando amontonados en ambos sentidos, y los ya asimilados patinetes eléctricos, que avanzan como planeando entre la multitud, deslizándose como alfombras voladoras . De repente..., un vehículo se para, y bajan rápido, un cámara y un reportero micrófono en mano, es una unidad móvil de la polémica y sensacionalista cadena de televisión TVVM5 ( Televisión Viral Media 5 ). A veces llegan a ser insoportables y desagradables con sus contenidos, pero porque saben que generan mucha audiencia. Estos reporteros son de un programa llamado Mundo Viral, y en concreto, de una sección de este, que se llama “ Se de todo y no se de nada ” . Hoy tienen mucha prisa, e irrumpen entre la multitud a la caza de entrevistados. Al frente su reportero, un joven con mucha ambición puesta en este proyecto, aunque algo novato, pues sustituye en esta sección, a otro reportero, que debido a su gran éxito y carisma, ha dejado este trabajo para irse de presentador a un concurso en otra cadena de la competencia. Ahora, es el momento de este novato, la oportunidad su vida, y tiene un as guardado en la manga para destacar y hacerse famoso, o al menos eso cree él. Lo que sea que tenga en la cabeza, dará sus frutos de inmediato, ahora, en este trabajo, no quiere esperar, y por eso se arroja precipitadamente al vacío, a jugársela con mucho ímpetu. Yo creo que equivoca, pero..., el mundo está lleno de avances a base de equivocaciones, así que..., ahí va.

Abordan a una señora con un abrigo de piel, collar de perlas, muy bien puesta, y con el bolso colgando, pero bien agarrado por delante con las dos manos, con pinta de ir a una peluquería de altos precios, a juzgar por su aspecto.

— ¡ Señora, señora ! , un momento por favor, es para Media 5.

— ¡ Uy !, no, no, que tengo prisa, que pierdo la cita con la peluquería.

Era obvio, como verán, no hacía falta tener una bola de cristal para adivinarlo.

— Sí , es un momentín nada más. Dígame, ¿ sabe usted que es Cangrirú ?.

— ¡ Pero bueno !, que poca vergüenza tiene usted, yo no hablo de esas guarrerías — ¡ Pero señora...!

— Que no, que no, que me deje usted, que yo soy una persona muy decente, por dios, por dios, ¡ uy uy uy !, preguntarme a mí eso, vamos vamos vamos, lo que me quedaba por escuchar, ¡ virgen del amor hermoso !.

— Pero señora, ¿ entonces sabe usted lo que es Cangrirú ?.

— ¡ haga usted el favor! , ¡ y déjeme !, ¡ de – je - me ! . Lo que tiene una que escuchar, por dios, por dios...

Era inútil, la señora se alejó apresurando el paso y abriéndose hueco entre la gente, murmurando, muy disgustada y acalorada. ¿ Qué pensó que sería Cangrirú ?, ¿ Qué se le pasaría a esa mujer por la cabeza al escuchar Cangrirú ?.

Sin dejar de salir de su asombro, el reportero, ante la reacción incomprensible de esta mujer, ahí va de nuevo, ahora, van a por un hombre que va con su mono de trabajo, y con un bocadillo envuelto en papel de conserva en su mano, de unos 40 años, y con cara de simpático.

— Oiga señor, un momento, para Media 5.

— Sí, claro..., sois los de... “No se de ná”, ¿ no... ?.

— Bueno sí..., para “Se de todo y no se de nada”

— Pos eso, eso digo.

— Dígame, ¿ sabe usted que es Cangrirú ?.

— Jajajaja, no tenéis guasa ni ná.

— ¿ Pero lo sabe ?.

— Pues no lo voy a saber..., el chico ese que juega en el polideportivo Almería. Sí ese que quiere fichar el Betis y el Depor.

— ¿ Dice usted que del Betis ?.

— No, que lo quiere fichar. Joder este que vino en una patera, y ahora lo quieren fichar muchos equipos, El Cangirún ese, claroooo, un máquina el Cangirús ese.

— Cangrirú, es..., Cangrirú.

— Si, si, ese, ese. Oye mira, que me voy, que le llevo el bocata al colega, que está en el andamio. ¡ Adiooooos !.

Y así, se alejó apresurado. Pero las entrevistas siguen... — Aquel, coge aquel.

Decía el ayudante del cámara, señalando a un tipo con traje, corbata, y maletín en mano.

— Oiga señor, un segundo, por favor para Media 5. — Pero rápido que no puedo parar.

— Sí, sí, claro.

Este hombre no paraba de andar y tenían que ir acompañándolo mientras le metían el micrófono delante de la cara.

— ¿ Sabe usted que es Cangrirú ?.

— ¿ Y me lo preguntáis a mí ?

— Sí, sí, diga, diga.

— A ver, no quiero que ser mal interpretado, pero con la prisa que llevo, explicarlo necesita su tiempo.

— Pero entonces..., ¿ sabe usted que es Cangrirú ?.

— Claro, pero..., explicar estas cosas de economía global, están a la orden del día, lo que pasa es que ya estoy llegando, y no se si tengo tiempo de explicarlo. Perdone por favor, perdone, que entro aquí ya..., y..., perdone..., otro día..., si me coge mejor..., adiós, adiós.

Este hombre, poniendo el maletín por delante, y con el brazo extendido hacia la puerta de cristal de un gran edificio, se introdujo dentro de este con media sonrisa.

— Bueno, Bueno, Bueno, Este señor sabía también qué es Cangrirú, pero no nos lo ha querido decir, tenía mucha prisa, es alguien muuuuy importante..., ¡ ejem !, o eso quiere aparentar, ha entrado aquí..., en..., bueno.

Decía esto, socarronamente, y con algo de ironía, nuestro reportero, señalando el gran portal del edificio, y con la vista puesta en la caza de alguien más, cuando..., ya raudo, hizo diana en alguien que le llamó la atención.

— ¡ Señor, señor !.

Otro hombre, con buena apariencia y de más edad, de unos 60 años, con su rebeca de lana abrochada y corbata debajo. Parecía muy correcto.

— ¡ Uuuuuuy !, Soys los de la tele, yo me pongo muy nervioso con esto... — No se preocupe Señor, ¿ Como se llama ?.

— Bueno, bueno, dejémoslo en Capricornio, mi..., nombre no importa.

— Dígame Capricornio, ¿ que es Cangrirú ?.

— Vais a pillar, ¿ eeemmm... ?, deja, deja, déjeme que piense..., Candidú, Candidú, cantidubidubidú, jajajajaja.

— No, no, Cangrirú, con Can, con grí, y con rú, Can - gri - rú.

— Sí, claro, a ver, a ver que piense..., que esto lo escuché el otro día.... ¡ Sí hombre Cangrirú !, la enfermedad esta que cogen los Africanos estos que vienen de inmigrantes. Esos.., sí..., que sudan mucho, y caen desmayados de esto..., eso..., eso, el Cangrirú.

— A ver, usted cree que Cangrirú, ¿ es una enfermedad ?.

— Sí, claro, un virus de esos que se coge como el Gengue, la Malaria esa..., y eso..., con el mosquito ese..., Sesé o algo así, Claro, claro. ¿ Es eso no ?.

— No se, Si usted lo dice..., Será. Vale, Vale, muchas gracias señor, muy amable. Y seguimos.

— A ver este joven, dígame joven.

Ahora un muchacho vestido de deporte, con los cascos de escuchar música, y una carpeta debajo del brazo.

— Joven, ¿ sabes lo que es Cangrirú ?.

El chaval, se quitó los cascos de las orejas, y entregiñando a la vez los dos ojos un par de veces, dijo...

— Cangri..., ¿ Que ?.

— Si, a ver, Can-gri-rú, Cangrirú.

— Eso es el grupo..., donde estuvo el cantante de Trap, Can Yí, ( Can G, pronunciado en inglés, can yí ). Este que dejó el grupo porque..., el que valía era él solo, ¿ no ?, ¿ no era Cangidú ?.

— No..., no se, nosotros solo preguntamos. Pero..., es Cangrirú.

— Bueno Cangrirú, no se, no se, jajajajaja. ¡ No se de naaaaaaa !. Mu guapo el programa, yo lo veo por Youdabuten, sí, sí, jajajaja.

— Gracias chaval, gracias..., y ponte..., ponte los cascos otra vez. Bueno parece que todos saben lo que es Cangrirú, aunque con variedad de opiniones, con lo cual..., alguien no sabe de nada o alguien sabe de todo. ¡ Compañeros !, ¿ nos da tiempo para preguntar a alguien más, o pasamos ya la conexión a plató ?. Allí nos desvelará nuestro comandante y presentador, Tacho Peneke, qué es Cangrirú. A ver..., Bien, bien, vale, vale, me dicen que unos minutos más para ver más opiniones , a ver, a ver, ¡ ese hombre ! .

Se fueron rápidamente hacia un hombre bajito, redondete, y con fino bigotillo, de calva atravesada de babor a estribor por largos y separados filamentos de pelo.

— ¡ Oiga !, ¡ Señor !, un segundito, por favor. ¿ Sabría usted decirnos que es Cangrirú ?.

— Pues a ver, jijijiji, así de sopetón..., jajajaja, habrá querido usted decir Candanchú, jajajaja, ¿ o e oído yo mal ?.

La risa de este hombre era bastante cómica y pegadiza, de esas que escuchas y se te pega aunque no quieras. El reportero, creyéndolo no enterado de la pregunta, le repitió...

— Cangrirú, Can-gri-rú. Con Can, con gri, y con rú, Cangrirú. ¿ Sabe usted qué es Cangrirú ?, que le veo un poco despistado, con tantas... , tantas risas señor.

— Jajajaja, Bueno, jijijiji, a ver, que llevo prisita, como ya puedes ver, yo..., yo para esto del cachondeo , jajajaja, soy el primero, por que me suena..., a..., a que esto va de cachondeo, jijijiji.

— De ninguna manera Señor, a ver, nos gusta la diversión, y este es un programa divertido, pero no nos cachondeamos de nadie, solo preguntamos que si sabe qué es Cangrirú.

— Bueno, Bueno, sí, sí , jajajaja, sí se que..., eso, que..., como tengo prisa por que voy a la pescadería a comprar..., jijijiji, unas bocas de marisco..., allí preguntaré si tienen de eso, jajajaja, quien sabe, ¿ no ?. Jajajaja.

— Que buen humor tiene este señor, pero no nos termina de decir que es Cangrirú, seguramente porque no lo sabe, ¿ no señor ?.

— Pero si te lo acabo de decir, jajajaja, ¡ muchacho !, a ver si en la pescadería tienen, jijijiji, y..., ¡ y te invito a un tapita !, ¡ aaaajay, gorrión ! , jajajaja, venga, venga. Jijijiji.

— Que cachondo este señor.

Decía nuestro reportero absort, mientras veía como se marchaba este hombre sin parar se soltar sus risitas pegadizas y diciendo...

— Boooooorriquito como tú, ¡ Cangrirú !, que no sabes ni la uuuuu...

Y así se escurría andando y canturreando eso mismo, mientras el pobre reportero un poco vapuleado mentalmente, y sin salir de su asombro, dio una sacudida a su cabeza muy rápidamente de lado a lado, como sacudiéndose su perplejidad, y continuó...

—Bueno..., lo..., lo dejamos en que sabe lo que es, pero..., tenemos que ir a la pescadería para saberlo, que jodío..., este..., el bajito este..., de los hue..., ¡ ejem, ejem !.

Decía el reportero perplejo y un poquito estupefacto, sin dejar de mirar como se alejaba este señor, con andares de paticorto, y no menos cómico que su entrevista, medio volviéndose a lo lejos con sonrisita picarona, saludando con la mano, y luego haciéndole gestos con ambas a modo de pinzas de cangrejo, era algo chistoso de ver. Entonces desde plató, le pedían paso al atónito y boquiabierto reportero, ya para seguir con el programa, mientras contemplaban la escena de este último entrevistado, y le decían...

— Jajajaja, Muchas gracias compañeros, siempre al pie de la calle con la sabiduría del pueblo, Jajajaja. Yo creo que ese señor último te ha vacilado bastante. Mírale que contento va, jajajaja, a...., a comprar sus bocas a la marisquería, jajajaja.

A lo que el reportero respondía lo siguiente, como queriendo quedar más gracioso que su entrevistado.

— Sí , ha sido una coña, muy simpático, por cierto, a lo mejor me paso a preguntarle al pescadero que es Cangrirú, jajajaja, por que..., el cruce este..., de..., de chiquito de la Calzada con el Fari, no tiene ni idea de nada.

Desde plató, todo eran carcajadas ante este momento tan peculiar, que dejó cortado a este reportero. Menudo cachondeo se montó a costa de él en plató.

Y hablando ya, desde plató, su estrella Tacho Peneke...

— Sí, es verdad es muy simpático, claro que sí hombre, ante todo una sonrisa. Por cierto, si vas al pescadero, ¡ tráeme un kilo de bocas !, jajajaja, que se me han antojado como a ese señor. Jajajaja. Mírale, mírale, jajajaja, eeeeesss que me paaaarto, jajajaja.

Mientras, repetían en bucle por pantalla, la escena de este hombre, alejándose y haciendo el cangrejo con las manos, intercalando en pantalla la cara de pasmado del sorprendido reportero , e introducían de fondo las pegadizas risitas de este singular personaje. Fue un momento de apoteósicas carcajadas lacrimosas, graciosísimo momento, del cual no podían parar de reír todos en plató, y metidos en un bucle de jolgorio imparable.

— Jajajaja, si parece, jajajaja, Gustavo el reportero más dicharachero de Barrio Sésamo, jajajaja, que...., que se ha quedado igual, jajajaja.

Aportaba otro interviniente del programa sin poder aguantarse la risa.

Acababa de nacer un personaje viral más, como se decía antiguamente, corrió como la pólvora este espontáneo instante televisivo, en el que un reportero inexperto e incauto, que intentaba con esta, su primera actuación en un reportaje para una importante cadena, conseguir hacerse un hueco y un nombre en el mundo de la televisión. Pobre, nadie había empezado a conocer su nombre, cuando ya lo llamaban el del Cangrirú. En días sucesivos, se hacían Memes de todo tipo, canciones, sketch, imitadores, pegatinas, merchandising de todo clase, etc, etc... La gente utilizaba parte de los momentos de esa peripecia, para hacer gracias con los demás. Lo peor de todo, era que ni siquiera este reportero, cogió más fama que la del tonto que entrevisto al Cangrirú, sí, el Cangrirú, por que el Cangrirú cogió forma en el cuerpo de este señor bajito, redondete y gracioso que fue el beneficiario de todo esto. Mientras el pobre reportero, podemos ponerle nombre ya por respeto, Fabián Coquero, no recogía mas que las migajas, a modo de acudir a burdas entrevistas para explicar ese momento, y así quedar nuevamente abochornado, pues mientras, el Cangrirú no paraba de recibir ofertas de actuaciones, donde rememoraba la entrevista, contaba chistes, cantaba, aparecía espontáneamente en muchas series, e incluso, ya le tenían una serie de protagonista para él, en proyecto de una importante productora, “ el show de Cangrirú ” . Lo que inicialmente nació como el trabajo de un reportero, que se inventó un nombre para hacer un sondeo, un estudio de cómo la gente decía saber más de lo que en realidad sabían, terminó en el boom mediático de una nueva estrella. La idea inicial que pretendía Fabián, era la de que..., se le reconocieracon este reportaje, que tenía madera de gran comunicador, inventándose así un nombre, Cangrirú, para reflejar con estas entrevistas como era la gente delante de una cámara, y cómo eran capaz, de no reconocer la mayoría, que no sabían de lo que se les hablaba, y sus reacciones para salir del paso. Porque... , hubo gente que decía que Cangrirú era un futbolista, otros que una enfermedad de fuera, otros que un cantante famoso, hubo quien hasta se dio importancia, cual político de turno, haciendo como que lo sabía y huyendo de la prensa que lo persigue, y..., hasta lo más exótico, una mujer que creyó que cangrirú era algo obsceno y sexual, a juzgar por su reacción. El caso es que, saliéndole el tiro por la culata, fue el detonador no reconocido de un boom mediático que lanzó a la fama a un desconocido, que le dio mucho entretenimiento y diversión a mucha gente, e hizo rico a muchos. Con el tiempo se renombró a esta situación, padecida por este reportero, con el nombre de: “el efecto Cangrirú”.